miércoles, 9 de enero de 2008

¿Debemos ser perfectos?

Para comenzar este artículo hemos decidido urgir en nuestra conciencia para encontrar un tema que por su relevancia pueda servirle a todos aquellos que lo lean, tal vez no por placer pero por lo menos que marque un antes y un después; no es que este pidiendo mucho, sino que para nosotros así lo fue.

¿Debemos ser perfectos?

Sabemos que las palabras sólo tienen significado cuando el hombre las rellena, cuando se las completa; por eso vamos primero diferenciar a que concepto nos estamos refiriendo al hablar de perfección. Sin ahondar muchos notamos que el término perfección posee por lo menos 3 significados posibles. En un primer caso hablamos de perfección como aquella virtud teológica a la que toda persona debe buscar llegar para lograr triunfar en la búsqueda de conquistar sus exigencias morales, en un segundo momento podríamos hablar de perfección como la búsqueda de la excelencia o el mayor grado de bondad en las cosas, y finalmente en la actualidad se acostumbra referirse al termino perfección como sinónimo de perfeccionismo. El perfeccionismo es la tendencia a mejorar indefinidamente un trabajo sin decidirse a considerarlo acabado, bajo la creencia de que cualquier cosa por debajo del nivel de la perfección es inaceptable.

Esta pregunta, que a quienes nos gusta hacer todo de la mejor manera posible, nos revolotea en nuestras mentes hasta el cansancio puede tener muchas respuestas aparentemente sencillas. Sencillas porque a quienes nunca les ha gustado esforzarse, arreglan cualquier cosa con: “No me digas que pretendías que haga todo bien, ¿no?, si el hombre no es perfecto”, o “De todos modos, no fui hecho para hacer todo bien”; y a todos aquellos que lo simple y fácil no nos conforma habremos sido tentados alguna vez en creer que lo que hicimos no estuvo tan bien como nos dijeron pese a que nos hallan felicitado, pero por no haberlo hecho “tan perfectamente como queríamos”, lo creímos malo.

Ambas posturas, son equivocadas y ahora veremos por qué. El hombre al poseer inteligencia, es dotado de entender que algunas cosas son buenas y otras malas, es decir posee sentido de autoconciencia. La autoconciencia, nos permite progresar al buscar hacer las cosas siempre un poco mejor, pero a su vez nos brinda la capacidad de reconocer la distancia que hay entre lo que creemos que debemos ser, y de lo que realmente somos, y de sentirnos avergonzados de esa brecha. Esta sensación de vergüenza es la causante de creer cuando escuchamos una crítica de algo que hemos hecho, como un comentario acerca de la clase de persona que somos. Solemos interpretar que al juzgar una acción nuestra, se nos está juzgando de modo negativo de cuánto valemos como personas, y no solo nuestra conducta. Y es acá donde comenzamos a encontrar la clave que nos permitirá llegar a la respuesta que buscamos: la cuestión no es si cometemos errores y nos sentimos mal por ello. Es obvio que será así, cualquier persona que se toma enserio las exigencias morales de la vida cometerá una cantidad de errores. La cuestión es entonces descubrir como manejaremos nuestras imperfecciones, como nos haremos cargo de nuestros errores para mejorar aquel aspecto que no sea tan bueno como debería de serlo.

Cuando comenzamos a pensar en este artículo, decidimos consultar en nuestros ámbitos más cercanos la misma pregunta que nos moviliza ahora. La mayoría de nuestros amigos llegaban a la conclusión de que sí debíamos ser perfectos, tal como lo habían sido los Santos, quienes siguieron el modelo de perfección de Jesucristo. Es por esto, que nos gustaría hacer esta aclaración: los Santos no fueron personas perfectas. No son modelos míticos de perfección ni mucho menos. Si no que son hombres y mujeres de fe, que pudieron sobreponerse a sus límites, aceptar sus errores, y realizar actos de entrega, caridad y amor que pesan mucho más que cualquier equivocación que hallan cometido.

La persona que conoce sus fallas y debilidades, es lo suficientemente inteligente como para abrirse a la trascendencia y descubrir que la perfección sólo se encuentra reservada para Dios. Dar este paso no significa ceder, ni aceptar con amargura que somos limitados. Es comprender nuestra humanidad, es reconocer que como seres humanos que somos, día a día nos enfrentaremos a situaciones nuevas y complejas, que no se puede esperar que nadie responda siempre bien. Si tememos cometer un error por querer mantener una apariencia de perfección, sólo haremos cosas cuyos resultados sean muy fáciles o tengamos garantías. Nunca aprenderemos, nunca creceremos.

Si nuestros amigos, nuestra pareja o incluso nuestros padres no pueden amarnos tal como somos, deberíamos poder distinguir que el problema no es nuestro. Seguramente necesiten que seamos perfectos para que puedan quedar bien, tal vez sea que quieran que seamos mejores y no conocen otra manera de lograrlo o quizás es que ese error les toca en un punto que es muy vulnerable y sensible para ellos. Pero el aceptarnos tal como somos es el primer paso para comenzar cambiar las cosas que no nos gustan de nosotros mismos. Debemos comprender que pese a nuestros errores seguimos siendo personas queribles y amadas, a pesar de que ellos no encuentren la mejor manera para expresarlo. Y para quienes somos religiosos debemos saber que Dios sabe todo lo que hemos hecho, pero aún así nos seguirá amando y nunca nos dará como un caso perdido.

Para ir llegando ya a una conclusión me gustaría contar un cuentito:

Había una vez una rueda a la que le faltaba una parte. Se la habían quitado, o se le había caído alguna vez un trozo triangular. La rueda quería estar entera, que no le faltara nada, así que fue en busca de su parte faltante. Pero debido a que estaba incompleta sólo podía rodar muy lentamente por el mundo. Al rodar muy lentamente podía tomarse el tiempo de admirar las flores en su camino, conversar con las mariposas y hasta incluso contemplar la grandeza y maravilla del Sol.

A lo largo de su viaje, encontró muchas partes, pero ninguna que encajara. Unas eran demasiado grandes o demasiado pequeñas para llenar su espacio, otras demasiado cuadradas o muy puntiagudas, por lo que las dejó al costado del camino.

Entonces, un día encontró la pieza que encajaba perfectamente. Estaba tan contenta. Ahora estaría entera y no le faltaría nada. Incorporó esa pieza a si misma y comenzó de nuevo a rodar. Ahora que era una rueda perfecta podía rodar muy rápido, demasiado rápido para contemplar las flores, demasiado rápido para hablar con las mariposas, ya no tenía tiempo para apreciar el Sol.

Cuando advirtió lo diferente que parecía el mundo cuando rodaba tan rápido, se detuvo, dejó su pieza faltante a un costado del camino y se fue rodando lentamente, en busca de su pieza faltante.

La persona que tiene todo, nunca sabrá como desear, como es tener esperanza, buscar realizar un sueño, tener la experiencia que alguien que la ama le dé algo que siempre ha querido y nuca tuvo; de equivocarse y aprender.

Una persona puede sentirse plena cuando puede darse, puede entregar su dinero, su tiempo, su esfuerzo, y no sentirse por eso menos persona: “Porque hay más alegría en dar que en recibir”. Una persona se plenifica cuando puede aceptar sus limitaciones, saber tan bien todo lo que puede hacer, como lo que no puede y aún así sentirse amada.

Creo que la respuesta a la pregunta: ¿Debemos ser perfectos? Es no, porque como estuvimos descubriendo quien afirma ser perfecto y nunca cometer errores esta afirmando ser como Dios. Más bien el hombre debe buscar ser integro. Ser integro significa aceptarnos con nuestras fallas y debilidades, pero también con todas nuestras virtudes y capacidades. Ser íntegros significa conocer que es lo bueno y que es lo malo, y comprender que cuando hacemos algo malo, forma parte de nuestra esencia el poder equivocarnos, pero ese acto malo no es lo que nos identificará para toda la vida. Se debe a que el desafío de ser una persona humana es tan difícil que no puede pretenderse que nadie haga siempre todo bien. Nuestra meta no debe ser hacer perfectamente todo lo que hagamos, sino más bien hacer más cosas bien que mal, y si logramos hacerlo lo más coherentemente posible al mirar hacia atrás habremos hecho todo bien.

(Parte de las ideas de esta artículo han sido tomadas del libro “¿Debemos ser perfectos?” de Harold Kushner.)

“El afán de perfección hace a algunas personas totalmente insoportables.” Novelista estadounidense.

“Es evidente que todos los fines no son fines perfectos. Pero el bien supremo constituye, de alguna manera, un fin perfecto.” Aristóteles Filósofo griego.


La perfección está en aceptar la imperfección de los demás.

Puesto que yo soy imperfecto y necesito la tolerancia y la bondad de los demás, también he de tolerar los defectos del mundo hasta que pueda encontrar el secreto que me permita ponerles remedio.Mahatma Gandhi

“En un mundo imperfecto, vivir es transformar”

Quien ama es bondadoso y reconoce que la persona amada no es perfecta, pero sí posee cualidades valiosas.

Sólo el hombre íntegro es capaz de confesar sus faltas y de reconocer sus errores.
Benjamin Franklin

8 comentarios:

Anónimo dijo...

El articulo... esta muy bueno,
asi pude darme cuenta que nadie es perfecto, solamente lo es Dios...

Nada mas para decir... solamente sigan escribiendo articulos, los cuales a mi me interesan demasiado, como a tantas otras personas...


anto :D

Anónimo dijo...

El artículo esta buenisimo, es verdad que nadie es perfecto..y en este mundo materialista en el que vivimos se quiere tratar de imponer la perfeccion, cosa que es imposible, porque como ustedes dijeron nadie es perfecto , sólo Dios lo es.

me encanto el articulo , sigan asi ...

carlita

Anónimo dijo...

Excelente el articulo Gas...como de costumbre =)

Te agrego una cosita nomas...
Te falto decir lo q explica el catecismo...''Dios creo al hombre en Vias de Perfeccion''
Con esto puede responder la pregunta de si debemos ser perfectos:
Debemos aspirar a la perfeccion...
Tomar como ejemplo a la perfeccion de Cristo e intentar seguir sus pasos...dando nuestro mejor esfuerzo...pero sin desanimarnos por no llegar a serlo porq obviamente no vamos a poder jamas...pero bueno...si llegaramos a la perfeccion...q sentido tendria la vida?? no podriamos crecer mas =)
Por otra parte...se puede cosiderar (al menos asi lo hago yo) a la perfeccion como la santidad...y entonces nuestro objetivo seria llegar a ser santos...mas alla de q no trascendamos como tales (tmp deberiamos desearlo...pero bueno...algun dia me gustaria hablar de este tema con vos ;) )...de esta manera...vamos a crecer a lo largo de toda nuestra vida...y vamos a poder estar felices del camino q tomamos...=)

Un abrazo en Xto ;)

Anónimo dijo...

perfeccion, fracxaso,,exigencia,,tiempo...palabras q me dejarton sin palabras...Siempre me gusta comentar y tal vez sea parte de mi busqueda de perfeccion el querer dejar un mensaje;pero esta ve z solo me sale decirles GRACIAS!me llego mucho!Ojala todos podamos sacar ruedas y trabas par a poder disfrutar mas!!

Muy buena la pagina chicos!!Un e jemplo!!
Besooooooss

Romii =)

Jovenes con Ideales dijo...

Vi! tenes mucha razon en todo lo que decis, yo tambien lo comparto es lo que un principio decimos sobre "la perfecion teologica" esta justamente es a la que estamos todos llamados... jesus dice: "Ustedes, pues, sean perfectos, como su Padre celestial es perfecto". Pero el articulo (que no lo escribi yo sino "jovenes con ideales") esta dirigido a la perfeccion como perfeccionismo... es decir, buscar que todo salga 10 puntos porque si sale 9 me equivoque en 1 y por lo tanto tengo un error y estoy equivocado y tengo que mejorar etc etc...

En sentido teologico la perfeccion es como vos decis, ser santos, que no significa otra cosa que vivir "por El", "con El" y "en El" unico "EL PERFECTO", el mismo Dios.

Analía dijo...

muy lindo el artículo!
Lo bueno es poder aceptarnos el error, la "imperfección" y sabernos absolutamente amados y abrazados por un Dios que nos ama mucho más allá de nuestras limitaciones.
Ya pasaré de nuevo por acá.
Saludos!

Analía dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Pope photos from Rome....
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