sábado, 6 de septiembre de 2008

Sexualidad, seducción e intimidad


En este artículo, intentaremos abordar un tema delicado, ya que no se caracteriza por ser demasiado inteligible. Por eso con algunas ideas un tanto osadas, pretendemos echar un poco de luz sobre la interioridad del hombre, su sexualidad y el enamoramiento.
En primer lugar distinguimos en nuestra dimensión sexual tres niveles:

-El nivel biológico: nos damos cuenta de él, simplemente por tener un órgano sexual, que se estimula mecánicamente y una vez estimulado, obedece a leyes e instintos sobres los cuales la inteligencia o la falta de ella parece no influir.
-El nivel biopsicológico: es donde afloran las emociones, porque nos gusta estar con otras personas. Pero podemos distinguir dos aspectos: por un lado nuestra tendencia a estar con otro grupo de personas y por otro lado la tendencia a formar una pareja.
-El nivel “racional espiritual”: si bien el comportamiento sexual humano es motivado instintivamente, no debería estar regulado por el instinto, sino por las facultades de esta dimensión: la razón y la libertad.

Pero ¿Que significado tiene la sexualidad en la vida del hombre? En términos generales, nosotros nos consideramos seres sexuales a partir de la necesidad que tenemos de estar con otras personas, algunas personas aceptan como suficiente el significado genital priorizando la gratificación de sus apremios e impulsos sexuales. Pero contentarse con eso, es desvalorar a la persona, porque hasta los animales dirigen sus actividades sexuales para obtener mas que eso.

Para alcanzar su significado más amplio, la actividad sexual debe satisfacer las necesidades de continuidad de la especie y la necesidad del individuo de conectarse personalmente con otro. La actividad sexual que no persigue ni practica ninguna de estas dos necesidades, figura entre las experiencias sexuales más decepcionantes y desoladoras de la humanidad. A menudo se describe como placentera y satisfactoria la actividad sexual que no va más allá de la gratificación de los apremios y los impulsos sexuales, pero la realidad es que estas relaciones sexuales aunque placenteras, a la larga terminan decepcionando, no porque sean malas o no den placer, sino porque no son suficientes. La interioridad del hombre no está hecha para eso solamente, sino que anhela lo que denominamos INTIMIDAD.

La intimidad entre las personas es el alma de la sexualidad, es lo propio del hombre sexual. La intimidad no se debe confundir con las relaciones genitales. Estas podrían y debieran incluir la intimidad, pero esta puede darse fuera de esa realidad. Porque entendemos por intimidad la dimensión mas profunda de nuestro ser sexual, es la fusión y la coexistencia de personalidades. Por eso entendemos que es indispensable para sentirse plenos y realizados como seres sexuales que somos, llegar a la intimidad. Pongamos un ejemplo para clarificar a qué hacemos referencia al decir intimidad.

Imagínate que tu mejor amigo está por irse a vivir a otro país y por eso decidís compartir un momento lindo pero sencillo con él. Así, pasan la tarde en un plaza, aquella en la que han pasado grandes momentos… se encuentran juntos, tomando unos mates, charlando y recordando viejos momentos… compartiendo esas cosas de la vida que con poca gente se comparte, dejando a la luz tu “yo” más profundo, que se desvanece en el diáalogo cotidiano, y que se fusiona con tu amigo al notar que te escucha con atención, y que siente lo mismo que vos. Es un momento de tranquilidad, no hace falta contar nada sorprendente ni nada trágico. Resulta que inconcientemente el tiempo pasa sin darte cuenta... y es que se ha vuelto un tiempo de intimidad. Quizás nunca te detuviste a pensar sobre lo que sucedía, por ser algo natural… pero al terminar la charla y volver a casa, sientes algo especial en tu interior, es el gozo de haber vivido un momento de intimidad.

Tengamos en cuenta que se alcanza el momento de intimidad cuando ya no me preocupa el juicio o la crítica de la otra persona sobre lo que yo comparto con ella. Paradójicamente, se alcanza el momento de intimidad cuando permanezco con una persona el tiempo necesario como para descubrir las diferencias que existen entre ambos. La intimidad es la habilidad de asociarse concretamente con otros y la fuerza ética de cumplir con esos compromisos.
Es posible alcanzar la intimidad solo después que se conozca a la persona el tiempo necesario que te permita afirmarte solidamente a él o ella, porque aprecias los dones que tiene. Es intimidad, cuando permito que me conozcan y ellos permiten que los conozca.

Pero llegar al momento de intimidad con alguien es algo sumamente difícil en nuestro tiempo, un poco por la creencia que lo que no se ve, no se palpa o no se vende: no existe; y otro poco porque en el encuentro entre personas de distintos sexos, solo vale la seducción. Esta característica la debemos tener muy presente los adolescentes, porque tras nuestra inmadures podemos no identificarla, y si estamos guiados por pasiones desordenadas quizás terminemos creyendo que estamos “enamorados”.

Todo joven, alguna vez en la vida, pudo percibir lo que es la seducción; podemos identificarla al recordar alguna persona que nos gustó mucho, que después de cruzar algunas palabras y contemplar su aspecto físico y su forma de ser, su personalidad impactó tanto en nuestro nivel biopsicológico que al llegar a casa, creamos alrededor de su imagen, la pareja perfecta. Sin darnos cuenta nos encontramos con la dificultad de que no podemos dejar de pensar en él o ella, y antes de acostarnos a dormir, penetramos en el mundo de las ideas, las fantasías y la imaginación, considerando a aquella persona nuestra media naranja, nuestra alma gemela, o el amor a primera vista, y nos sentimos “enamorados”…
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La seducción de otra persona hacia nosotros nos puede confundir. De pronto no sabemos lo que nos pasa, no sabemos que hacer… y si bien es lindo y muy de adolescente estas cosas, en la medida que crecemos debemos comenzar a madurar, para poder formar nuestra sexualidad de tal manera, que seamos nosotros los que dirijamos el rumbo de nuestra vida, complementando y regulando nuestro ser sexual. Debemos distinguir las diferencias principales entre intimidad y seducción, considerando lo superficial de la seducción y lo profundo de la intimidad, lo pasajero de la seducción y lo duradero de la intimidad, lo gustoso de la seducción y lo plenificante de la intimidad, lo humanamente importante de la seducción, y lo espiritualmente indispensable de la intimidad.

Teniendo esto más o menos claro, podremos crear criterios que guiarán nuestras futuras acciones, formando así una personalidad madura, responsable e inteligente y poder encontrar en la integridad de nuestra persona, las virtudes que harán de nuestra vida un camino de felicidad.

"La seducción atrae a 2 personas, la intimidad las fuciona"

4 comentarios:

Anónimo dijo...

muy buen tema... creo que además podriamos decir que incluir en esta relacion de intimidad la experiencia cristiana de encontrarnos ademas en-cristo como pareja consagrada en-el hace el equipo perfecto...
como dice una amiga... la pareja son 3... el incluir a Cristo dentro de la realacion como eje fundante genera ideales comunes y puntos de encuentro.. entrega la fuerza necesaria en los momentos en que la "pareja de a 2" no se la puede...

y permite tener un ideal comun..

asi que ... una gran invitacion a los "jovenes con ideales" a que encuentren dentro de este bello mundo a quien comparta "sus ideales" para de esta forma ser felices... en Cristo

un abrazo desde Chile

Cesar (checho) SFPOWER

Anónimo dijo...

Hola! Estoy de acuerdo que debemos tratar la sexualida docmo algo más que instinto. Pero, cuando mencionas que si nos guíamos por las "gratificaciones de los apremios y los imposulsos sexuales" seríamos animales, porque ellos son los seres que solo buscan este punto de la unión de los sexos, comienzo a dudar. Los animales no responden a impulsos sexuales como tal, sino a la necesidad de procrear y perpetuar la especia, de hecho son pocos las especies que sienten placer al consumar el acto sexual. Entonces, si debemos pensar en el sexo como medio de perpetuar la vida y únicamente de este modo ¿ No estaríamos devaluando nuestra condición de humanos?

Anónimo dijo...

Hola, muy interesante el post, muchos saludos desde Colombia!

Anónimo dijo...

Buen post, estoy de acuerdo contigo aunque no al 100%:)