sábado, 23 de febrero de 2008

"La lucha de la mariposa"

Descubriendo el valor del sufrimiento

Nadie se equivoca si define al hombre como un animal, pero esta simple definición dejaría de lado varias dimensiones inherentes a la naturaleza humana, entre las que se destaca la capacidad de razonar que es la facultad de todas las personas de conocer la verdad.
Otra de las características de los seres vivos es la presencia real en tiempo y espacio, es decir la posesión de un cuerpo propio. El principio de corporabilidad es la condición de todas nuestras posibilidades tales como la comunicación, la fecundidad, la persuasión; pero a su vez el principio de nuestros límites: el cansancio, el dolor, finitud, etc.



Como veíamos, el principio de corporabilidad es propio a todos los seres vivos, pero el ser humano se diferencia del resto en que es el único capaz de conocer por medio de la razón estos límites y posibilidades.
Teniendo en cuenta lo antes dicho podemos definir al sufrimiento como la noción de la presencia de un mal, es decir, el hombre que es un ser pensante es capaz de reconocer que padece algún cierto dolor. Vemos entonces que ante el sufrimiento el hombre se halla siempre bajo una experiencia de mal.
Así pues, la realidad del sufrimiento nos propone una pregunta sobre la esencia del mal: ¿Qué es el mal? Que debido a su complejidad sólo nos detendremos en una respuesta. El mal es una cierta falta, limitación o distorsión del bien. Se podría decir que el hombre sufre a causa de un bien del que no participa, del que es en cierto modo excluido. Sufre en particular cuando debería tener en circunstancias normales este bien y no lo tiene.



Bajo esta perspectiva vemos que el sufrimiento no es malo por si mismo, ya que es una señal, un síntoma de que algo malo esta pasando. Tampoco deberíamos cruzarnos hacia la vereda de enfrente y pensar que sufrir es algo bueno, aunque algunos llegan a afirmarlo bajo el juicio de que al ser “una advertencia de que algo malo nos está pasando” tendría que ser bueno porque si fuera malo no nos advertiría. Bajo este punto no podemos dejar de mencionar a aquellas corrientes religiosas o filosofías de vida tales como variantes del budismo, el hinduismo y la New Age, que pretenden eliminar el sufrimiento suprimiendo el deseo, cosa que sería inhumana.
Hasta ahora estuvimos sólo definiendo, y para continuar haremos un breve clasificación que nos permitirá distinguir “clases” de sufrimiento: puede aparecer en cualquiera de las dimensiones del hombre, en lo físico (al cortarse un dedo), en lo psíquico- emocional (la muerte de un amigo), o en lo espiritual (vacío existencial), pero debemos saber que el hombre es una unión de todas sus dimensiones por lo que a lo mejor lo que comienza en una dimensión nos pueda llevar a sufrir en otra, como por ejemplo si la muerte de un amigo nos hiciera dudar tanto de la existencia de Dios que caigamos en un vacío existencial.



Podemos ver entonces si seguimos nuestra reflexión que el sufrimiento no es malo, ni que es bueno, sino que forma parte de la naturaleza del hombre, parece pertenecer a su trascendencia; es uno de esos puntos en los que está en cierto sentido “destinado” a superarse a sí mismo, y de manera misteriosa es llamado a hacerlo.
Otro de los puntos que no podemos dejar pasar son aquellas personas que frente a circunstancias que para otros nos resultarían muy dolorosas dicen no sentir ningún tipo de dolor, tales como caminar sobre el fuego, cortarse y dañar su propio cuerpo. Es obvio que estas personas pueden controlar el sufrimiento, es decir pueden de alguna forma desviar su atención del dolor para disimular la sensación. Ante esto no nos queda más que hacer esta simple comparación que demuestra el riesgo al que se exponen quienes realizan estos actos: Es como una casa con sensores de fuego que ante la presencia de humo suene la alarma, y sus dueños decidan no responder. Es decir la casa se esta prendiendo fuego igual, pero sus propietarios no le dan importancia. Otro es el caso de quienes disfrutan haciéndose daño, y buscan el dolor en cualquiera de sus formas posibles; en este caso ya nos encontramos ante una situación patológica o derivada de alguna patología, pues como veíamos nos es la respuesta natural hacia el sufrimiento.



Ahora que ya hemos compartido gran parte de la reflexión llegó el momento ir alcanzando una conclusión para lo que leeremos un cuentito:



Un hombre encontró un capullo de una mariposa y se lo llevó a su casa para poder ver al insecto de vivos colores cuando saliera del capullo. Un día vio que había un pequeño orificio y entonces se sentó a observar por varias horas, viendo que la mariposa luchaba por poder salir de capullo. El hombre vio que forcejeaba duramente para poder pasar su cuerpo a través del pequeño orificio en el capullo, hasta que llegó un momento en el que pareció haber cesado de forcejear, pues aparentemente no progresaba en su intento. Pareció que se había atascado. Entonces el hombre, en su bondad, decidió ayudar a la mariposa y con una pequeña tijera cortó al lado del orificio del capullo para hacerlo más grande y así fue que por fin la mariposa pudo salir.Sin embargo al salir la mariposa tenía el cuerpo muy hinchado y unas alas pequeñas y dobladas. El hombre continuó observando, pues esperaba que en cualquier instante las alas se desdoblarían y crecerían lo suficiente para soportar al cuerpo, el cual se contraería al reducir lo hinchado que estaba. Ninguna de las dos situaciones sucedieron y la mariposa solamente podía arrastrarse en círculos con su cuerpecito hinchado y sus alas dobladas... Nunca pudo llegar a volar. Lo que el hombre en su bondad y apuro no entendió, fue que la restricción de la apertura del capullo y la lucha requerida por la mariposa, para salir por el diminuto agujero, era la forma en que la naturaleza forzaba fluidos del cuerpo de la mariposa hacia sus alas, para que estuviesen grandes y fuertes y luego pudiese volar.
La libertad y el volar solamente podrán llegar después de la lucha. Al privar a la mariposa de la lucha, también le fue privada su salud. Algunas veces las luchas son lo que necesitamos en la vida.



Lo que este relato nos intenta demostrar es que el valor del sufrimiento se encuentra en que luego de cada batalla que nos toque librar siempre algún aspecto de nuestra vida crecerá ya sea desde la salud en la dimensión corporal, la maduración de nuestra personalidad en lo psico-emocional o la plenitud en lo espiritual. Porque la única batalla que se pierde es la que se abandona. Es lógico que no nos guste sufrir, a quién le gusta que le digan esto o aquello esta mal, pero debemos tener en cuenta que lo que se consigue con esfuerzo se le dará un valor superior que lo que se nos obsequia. Por todo esto debemos saber que nunca nuestras luchas no tienen sentido, nuestros esfuerzos no conducen al vacío, porque siempre sabremos que dimos lo mejor nuestro para poder sobrellevar esta circunstancia que misteriosamente nos toque vivir, no ya sin valor, sino como un momento de crecimiento y maduración. Hay que tener cuenta que es muy factible que no encontremos sentido a nuestro sufrimiento en un principio, pero debemos saber que esto es un proceso de crecimiento, de elaboración de “duelos” y muchas veces nos tomará bastante tiempo, pero es ahí cuando entra en juego lo que autores como Víctor Frankl denominan valores de actitud, que es la capacidad propia del ser humano vinculada a nuestra libertad y voluntad que nos permitirá decidir que posición tomar frente a la circunstancia que nos toca vivir, que aunque no la entendamos en este momento particular tengamos la convicción que un sentido tiene para nuestra vida.



"Dios susurra en nuestros placeres pero grita en nuestros dolores. El dolor es el megáfono de Dios para despertar a un mundo adormecido." Escritor inglés C. S. Lewis


“Si no existiera el sufrimiento el hombre ya habría desaparecido de la tierra, suicidándose por curiosidad”


“Pedir a Dios que borre todos los sufrimientos del mundo, es pensar con el dolor no con la razón”

6 comentarios:

Alejandra M dijo...

Como estudiante de medicina soy consciente de que el dolor es un llamado del cuerpo para notificarnos que algo va mal, no en vano este síntoma aparece en las personas.
Somos individuos que consistimos en 3 esferas, la biologica, psicologica y la social y cuando se pierde el balance y equilibrio entre ellas es cuando aparece ese sentir de que algo anda mal.
Claro con el unico objetivo de que el ser humano consciente de su mal, pueda actuar contra el.
Desgraciadamente, a veces decidimos ignorar estos pesares.
Ya sea en una enfermedad, o en un sentimiento, estos se vuelven crónicos afectando incluso mas que antes.
Me encanto su conclusion.
Las luchas no son en vano :).
Saludos.

Anónimo dijo...

visita pensarporlibre.blogspot.com

Anónimo dijo...

como siempre muy actuales los temas q se exponen en el blog

es muy iluminador el cuento para tratar el tema :D
y la conclusión esta muy bien hecha

un abrazo

Anónimo dijo...

me gustó mucho la parte del sentido del sufrimiento, porque uno muchas veces cuando sufre se pregunta ¿por qué a mi? y en realidad debería preguntarse ¿para qué a mi ?.

Sigan así! Un beso, Agus -

Anónimo dijo...

la verdad es ke esta buenisimo este articulo...y es verdad ke para todo hay ke sufrir.... no todo es color de rosa..
bueno me tengo ke ir
beso
carlita

Anónimo dijo...

Muy buen artículo, y en cuanto a la reflexión...
Acá te das cuenta que tenes que luchar y no para como intento la mariposa, y que no siempre la ayuda de los demás sirve (me parece) además como te derivan del dolor a todas las ramas que dijeron como la física, psico - emocional , etc. Esta muy bueno. Y la verdad , creo que hay muchos párrafos resumidos en esas tres frases finales.